16 de marzo de 2016

Reflexiones en medio de la muchedumbre - DIA 8 DE MARZO



¿Nos dirigimos las mujeres hacia una sociedad para mujeres, planificada por nosotras, en la que las decisiones más importantes circulan alrededor de lo femenino?: Amor entre mujeres, reuniones para la mayoría (mujeres), cursos en los que mayoritariamente acuden solo mujeres, sean de la temática que sean…

Si el mundo cultural está ocupado casi íntegramente en según los ámbitos por mujeres, si muchos hombres se están convirtiendo en opositores activos a la igualdad, y cuando comparten no terminan de satisfacer las necesidades básicas de sustento emocional, ¿se está planeando sobre un amor entre mujeres como única opción, o como la opción menos mala para sobrevivir emocionalmente en esta sociedad castradora para la mujer?  ¿Es un signo de nuestro fallo en cuanto sociedad nutricia, teniendo en cuenta que el alimento es poco más que cuestión femenina en su acepción más primitiva?

Una invasión de mensajes en media, televisión, medios escritos nos invitan a conocer el submundo que aún no está visto como políticamente correcto, a pesar de lo que algunos crean.  Se acepta porque se considera que eso repercutirá en cómo le vean los demás (moderno) o sustituyendo las creencias sobre uno mismo (si lo acepto, tengo la mente abierta y puedo presumir de ello delante de las cámaras, los medios, el círculo ecuestre, qué guay soy).  ¿Hasta dónde esto es cierto?

¿Cuántos y cuántas, independientemente de nuestra condición sexual (exteriorizada) acudimos sin reparos a una manifestación de mujeres que abogan por la libertad, por la igualdad de la mujer? ¿Nos contenemos y nos separamos hacia otro lado en el momento que se acerca un grupo de mujeres que no ocultan su lesbianismo con una pancarta que pide igualdad para todas?

Muchas mujeres, yo os lo digo bien claro, tienen miedo de ser tachadas de otra condición sexual que non sea la heterosexual, que es el fondo la que no se cuestiona y es políticamente correcta, por algo será, digo yo.  Si no es una enfermedad, como ya la mayoría no cuestiona, si no es contagioso, si no causa daño a la moral, ¿por qué seguimos apartando nuestro voto, nuestra pancarta, nuestros espacios comunes, cuando se trata de mujeres que aman a mujeres?  Quién dice quién está más preparado para defender nuestros derechos? Si las mujeres estamos mendingando, arrastrándonos, literalmente, pidiendo apoyo a ambos lados de los géneros, ¿no somos un poco hipócritas? Cuando damos de lado a las mujeres por el hecho de ser varones y creer que no va con nosotros esa lucha, por el hecho de ser mujeres heterosexuales, y creer que la igualdad es cosa de machorras, que no me relacionen con ellas, apuntando a un separacionismo que desdecimos con la boca ancha.
Muchos hombres, para muestra no hay más que acudir a cualquier reivindicación por la igualdad de derechos para la mujer, se ausentan y miran hacia otro lado.  ¿Si la mujer accede a derechos que hoy no sin tales, peligrará su condición de superioridad?.  Eso creen.  Eso, lamentablemente, es cierto.

No podemos ir de modernas y modernos y después dejar que sean otros quienes laven la ropa sucia, pongan el jabón, el suavizante y retuerzan los tejidos, acercándonos a ellos cuando se trata de poner esas ropas y hacer ver que nosotros hemos hecho ese trabajo.  Esto tiene un nombre: hipocresía.

O todos y todas, TODOS y TODAS, o esto no tiene pinta de cambiar.
Se abre el debate.
 
© 2016 M.A.G.  (de Paradigma de una sociedad)

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