16 de octubre de 2017

RESEÑA: Una familia imperfecta, de Pepa Roma (2017)

Una familia imperfecta
Pepa Roma
Ediciones Espasa  (Espasa Narrativa)
© Pepa Roma, 2017
Páginas: 400
Relaciones filiales, historia de España, historia de Cataluña, guerra, posguerra, clases sociales, burguesía catalana, hospitales, hogar, muerte, vida, cáncer, quimioterapia, matrimonio, separación, generaciones, trabajadores, familias, generaciones, relaciones maternas, rivalidad, violaciones, enfermedad, enfermedades terminales, cuidados paliativos.
Cándida se traslada a Barcelona desde su actual residencia en Madrid para cuidar a su madre enferma durante unos meses.  Este encuentro solo supone la punta del iceberg de una letanía de historias familiares que han llegado a conformar un universo paralelo en la vida actual de la protagonista, cuya vida transcurre sin más altibajos que los de un matrimonio desgastado por los años o la intensa relación con su progenitora.
La enfermedad de su hermano, como colofón, será la última capa de la que despojarse antes de enfrentarse a su pasado.
Un árbol genealógico que se congratula de haber sostenido a una parte pudiente de la sociedad catalana no podrá ocultar ya más la cara embarrada de la moneda.
Algunos secretos verán al fin la luz para alivio de víctimas inocentes, pues lo que se acalla en los clanes familiares solo produce dolor, consciente o inconsciente, a sus descendientes.
OPINIÓN
No quisiera que otros lectores pierdan el tiempo dibujando árboles genealógicos, como hice yo al comienzo de esta obra, pues lo que en un principio parece ser un preludio de bandos familiares y poco más, se va convirtiendo en un pozo sin fondo que nos descubre heridas tan profundas que nos harán cambiar esta idea.  Llega un momento que perdemos de vista el interés que teníamos sobre esas personas y sus conflictos para centrarnos en el presente.  Y no quiero decir con ello que no interese lo histórico de la saga familiar, sino que el punto culminante está detrás del personaje principal y su aparente equilibrio emocional, su manera de dejar el protagonismo en manos de todo lo que le rodea, como a sabiendas que de descubrirse repentinamente siendo el centro de un suceso (como así sucede) ello la obligará a enfrentarse a una muerte más terrible si cabe que la física.
La muerte es por tanto un tema al que recurre un capítulo tras otro, y aquí incluyo la pérdida de la verdad aparente, de lo que se nos ha transmitido, de lo que queremos creer.
Es un libro duro, muy duro, porque el telón de fondo lo ocupa un proceso de enfermedad que la autora trata con tanta naturalidad que termina por transmitirnos a cámara lenta lo que significa cada visita al médico, la apatía de no tener respuestas, la confusión generalizada, el sentimiento de culpa que pervive tras cada proceso de enfermedad terminal.  Si es cierto eso que dicen que en algún momento de nuestra vida tendremos que recurrir a la consabida visita hospitalaria, para nosotros o para algún ser allegado, leyendo a Pepa Roma nos queda bien clara la letanía por la que pasan tanto enfermos como familiares, sin disfraces y sin caer en la parte más grosera a la que predispone esta incapacidad, cuando el trance está cercano.
La lectura es ágil siempre que uno consiga sobreponerse a esa parte de realidad que repito, duele en lo más hondo.  Tras estas conclusiones parece que ya le reste importancia a la cuidada escritura, o el vocabulario que denota un estilo impecable, nada más lejos de mi intención.
Creo que seguiremos oyendo hablar de esta obra, en cuyo eco resuena  la palabra dura, muy dura.  Ojalá todos tuviéramos la capacidad de encontrar en las palabras el modo de entrar en catarsis con sucesos como los que la escritora describe.   
M.A.G, 2017

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