6 de junio de 2016

RESEÑA - NUNCA FUIMOS A KATMANDÚ, de Lola Mariné

Nunca fuimos a Katmandú
(Nunca fuimos a Katmandú, 2010)
Lola Mariné


A Laura le cuesta despertarse los domingos, y ahora todavía más. Acaba de cumplir cincuenta años y su vida transcurre demasiado tranquila desde su separación. Elena es su más íntima amiga desde la infancia y su contrapunto: mujer fuerte y vehemente, se pone el mundo por montera. Gloria no tiene nada en común con ninguna de las dos: es superficial y esclava de las apariencias. También Teresa, una mujer humilde y trabajadora dispuesta a todo para hacer realidad el sueño de su hija, y Ruth, una jovencita idealista y rebelde, forman parte de este mosaico de mujeres que viven y trabajan en Barcelona. Cada una de ellas cuenta con una historia propia y una singular forma de comprender la vida y de disfrutarla. Pero sus caminos se han cruzado y entre ellas surge una profunda complicidad que las ayudará a enfrentarse a sus propios miedos, a sus problemas,… y a compartir experiencias inolvidables. Una historia fresca y actual protagonizada por mujeres que se enfrentan a sus diferentes destinos. Un retrato de las relaciones humanas en nuestra sociedad.
 
 
Últimamente tengo suerte, y escojo al azar libros que sutilmente me devuelven a aquellas lecturas que relajan, no se hacen densas ni obligan a hacer grandes esfuerzos memorizando nombres o lugares.
Nunca fuimos a Katmandú es de esos libros que van tomando importancia a medida que pasa el tiempo, porque se trata de historias sencillas, reales, en los que el protagonismo lo cobra la identificación que cualquiera hará al enfrentarse a capítulos íntimos, poblados de afectos, de añoranza en ocasiones, que no rebela en trágico desenlace.  Ahí es en donde la autora me ha dejado con ese gustillo amargo e inesperado, porque si como lectora he presentido el trasfondo de violencia, lo mismo que ocurre en la vida real, he confiado en que la protagonista seguiría a su instinto, y para mi desencanto, me equivoqué de pleno, con lo que corroboro la audacia de la escritora, que ha dejado para el último capítulo el do de pecho de esta novela, sabiendo que en esos últimos párrafos se quedaría el poso y el recuerdo de esta novela.
Espero que la persona que lo haya recuperado del asiento de autobús en el que lo dejé lo disfrute tanto como yo.
 
M.A.G.

2 comentarios:

  1. No había visto esta reseña. ¡Muchas gracias!

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    1. A ti, por haberme hecho pasar esas horas amenas. Con tu comentario he recordado el momento en el que dejé el libro sobre el asiento del autobús, y la mirada de reojo que el dedicó la chica jovencita que íba a mi lado. Un saludo.

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